martes, diciembre 24, 2013

La felicidad conduce al exito. Se puede aprender

Investigando en Harvard, el psicólogo Shawn Achor descubrió una vieja mentira y una nueva verdad: el éxito no nos hace felices; es la felicidad la que conduce al éxito y podemos aprender a ser felices.

Teoría que hizo de su clase la más popular de la universidad y a su asesoría, una de las más requeridas por las empresas de Fortune 500. Ahora publica las conclusiones que mejoran la productividad y, de paso, la vida.





UNA de las conclusiones más emblemáticas de felicidad viene de un lugar inusual: las autobiografías de juventud de monjas. A fines de los 90, más de 670 monjas de la congregación Escuela de Hermanas de Notre Dame aceptaron participar en un gran estudio del alzheimer. En el llamado Estudio de monjas, ellas harían el generoso sacrificio de hacer distintas tareas, prestarse para ejercicios, exámenes y mediciones de todo tipo, les permitían a los investigadores revisar sus documentos y registros y, finalmente, donarían sus cerebros a la ciencia al morir. En la revisión de archivos, los investigadores encontraron una carta de 1930 en que la madre superiora les pedía a las monjas que escribieran una pequeña autobiografía. Ciento ochenta monjas lo hicieron y, más de 50 años después un grupo de investigadores de la U. de Kentucky recuperó los relatos y codificó las frases de contenido emocional positivo.

¿Podría su disposición ante la vida predecir el futuro de las monjas?
Sorprendentemente sí. En los resultados del estudio, las que escribieron más sobre estar contentas vivieron en promedio 10 años más que aquellas que las que relataron emociones negativas o neutrales. A los 85 años, el 90% de estas monjas estaban vivas, pero sólo el 34% de las menos alegres había sobrevivido.

Hemos creído largamente que es la salud, la riqueza, el éxito, lo que nos hace felices. Pensamos en la felicidad como una meta que se alcanza, como la consecuencia de factores externos que nos afanamos en conseguir. Pero Shawn Achor, sicólogo de Harvard y autor del libro La ventaja de la felicidad (2010), lleva décadas estudiando el tema y luego de analizar cientos de estudios -propios y ajenos- llegó a una conclusión inevitable: el éxito no nos hace felices; es la felicidad la que conduce al éxito.

Y lo coloca en cifras: sólo el 10% de la felicidad, dice, está dada por factores, como la pobreza, la riqueza, la salud o la enfermedad. “Claramente, las monjas no eran más felices a los 20 porque supieran que vivirían más”, escribe Achor. Para él, al observar a la gente, fácilmente se puede ver la misma fórmula: si trabajas duro serás exitoso y cuando seas exitoso serás feliz. Y la gente vive pensando “si consigo la meta de ventas seré feliz”, “si subo las notas seré feliz”, “si pierdo esos kilos seré feliz”: primero el éxito, después la felicidad. Pero esta fórmula está rota. Está al revés. Cuando se consigue una meta, rápidamente aparecen otras y la felicidad se pospone hasta encontrar una conformidad que, probablemente, no existe. Luego de más de 12 años de investigación en Harvard, Achor descubrió que la felicidad conduce y aumenta el éxito y que, más que ser una condición natural, la felicidad se aprende.

El Estudio de monjas coincide con las investigaciones de Harvard en que los estudiantes que eran más felices en su primer año de universidad tuvieron mayores ingresos 19 años después, independientemente de su riqueza inicial. También con que al predisponer positivamente a vendedores, las ventas suben 37%. “Pasa incluso con los doctores. Hemos encontrado que cuando están positivos diagnostican hasta 95% más rápido. Incluso, los niños de cuatro años hacen torres de bloques 50% más rápido cuando les han pedido que piensen en recuerdos felices previamente”, suma Achor, enumerando algunos de los cientos de investigaciones.

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